Relato Sigrid la débil por Seraesir

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Relato Sigrid la débil por Seraesir

Hoy, os vengo a contar la historia de Sigrid la débil, una guerrera que pocos conocen, pues sus hazañas han pasado en el anonimato para muchos y solo unos pocos hemos tenido la fortuna de conocerlas. No os dejéis engañar por su nombre, al final de esta historia sabréis, que no todo es lo que parece. Sigrid nació al norte de Dinamarca, en una pequeña aldea llamada Nørhol, perteneciente al reino de Freijlv. Desde que nació, su salud pendía de un hilo, propensa a enfermar al mínimo cambio o de la noche a la mañana sin motivo aparente, pero su fortaleza y sabiduría pronto quedaron al descubierto: —Se llamará Sigrid “Victoria” y “Sabiduría’’ — dijeron sus padres ya calmados cuando esta nació y empezó a llorar después de haber estado segundos sin respirar. Sus padres Eorlund y Astrid, granjeros y astutos en combate, aunque ya solo deseaban una vida en paz, cuidando de su granja y su familia. Se habían ganado con creces un lugar en el Valhalla y el respeto y protección de su Rey Einar, un rey ambicioso y cuyo poder no sería el mismo sin estos dos ‘’granjeros’’. Sigrid tenía un hermano 5 años mayor, Sven. Ella, sobreprotegida por sus padres, debido a su inestable salud, se quedaba observando como Eorlund le enseñaba a su hermano el arte de la guerra. Su padre y su madre siempre le negaban su propuesta de enseñarle a usar un hacha y un escudo: —No queremos que enfermes por tu sobreesfuerzo, tu poder está en la mente, no en tus manos, cuida eso y nunca necesitarás usar un hacha y un escudo — le repetían cada vez que ella insistía en aprender a combatir, aunque si le enseñaron estrategias sobre el combate y el campo de batalla y cada noche se dormía escuchando historias sobre el pasado guerrero de sus padres pero no le era suficiente, ella quería luchar, sentirse fuerte. Con 12 años acudió a su hermano en busca de un ‘’plan B’’, que él le enseñara todo lo que su padre le fue enseñando. Él se negó, ya que sería desobedecer y traicionar a sus padres, no obstante, ella insistió, le convenció de que él algún día marcharía a saquear y luchar para el rey y que sus padres se harían mayores, no siempre podrán protegerla y no siempre estará acompañada. Él suspiró y aceptó, pero solo le enseñaría a usar el arco siempre y cuando le prometiera por todos los dioses, Aesires o Vanires, que lo usaría con cuidado y sigilosamente. Ella ni lo dudo, no era un hacha y un escudo pero poder tener por fin un arma en su mano, le hacía sentirse invencible, aunque fuera un arco. Cada dos días por la mañana, al salir el sol, cuando Eorlund y Astrid marchaban a pescar, Sven se dedicaba a ir a cazar, momento perfecto para empezar sus clases con Sigrid. Primero le enseñó como moverse sigilosa y lentamente, sin ser detectada, le mostró cada uno de los recovecos perfectos para esconderse. — El día, que te vayas de mi lado y no me entere, ese día podrás coger el arco.  dijo Sven riéndose. Sigrid, decepcionada y enfadada a partes iguales, se lo tomó muy en serio y ya no solo practicaba con él el sigilo esos días, sino que se levantaba cada noche y practicaba en solitario, si conseguía no despertar a su hermano (ya que dormían juntos) ni a sus padres con el crujir de aquél suelo de madera y volver a acostarse al lado de su hermano, sus esfuerzos por aprender estarían dando sus frutos. Siempre que la pillaba, sus excusas eran: —Tengo hambre —, —Tengo que ir al baño —, — No puedo dormir, me encuentro algo mal —. Al cabo de solo un par de meses, sus movimientos eran tan sigilosos que ni el mismísimo Heimdall era capaz de percibirla. Cuando Sigrid se sintió preparada, esperó a que esa mañana se fueran de pesca sus padres, se levantó sin despertar a su hermano, cogió su arco y se fue al bosque, donde ellos practicaban. Al despertar Sven poco después y no ver a su hermana a su lado ni su arco, salió corriendo hacia el bosque sin ni siquiera vestirse, al llegar allí, vio a su hermana esperándole con ansias y esta le dijo: —Ya era hora hermano, me fui de tu lado y no te has enterado, ahora… ¿Cómo se usa esto? — (Mostrándole su arco). Sven reía aún con el corazón en la garganta y aunque no era de la forma que esperaba, tuvo que cumplir con su promesa. Le enseñó a usar el arco, junto con ese sigilo que tanto practicó. Le escondía blancos que ella tenía que encontrar y disparar. A medida que su puntería y su habilidad con el arco aumentaba esos blancos cada vez eran más difíciles, Sven se sorprendía con la velocidad que aprendía su hermana, lo que él no sabía es que su hermana aprovechaba ese sigilo que había adquirido para escaparse y seguir practicando con el arco cada noche. En unos seis meses cada prueba de puntería que este le proponía, ella lo superaba con creces. Sven decidió que era hora de ponerle blancos vivos, que se movieran: — Hermanita, hoy cazas tú, a ver lo que has aprendido. — dijo Sven sonriendo. Para su sorpresa, no falló ni una flecha, llegaron a casa con más liebres ese día de los que Sven suele cazar en una semana. A la semana siguiente la fortuna en salud de Sigrid habría terminado, la fiebre y los dolores no la dejaban salir de la cama, sus padres no se separaban de ella, por desgracia Sven se preparaba para marchar por primera vez a los viajes del Rey Einar, no quería dejar a su hermana enferma pero tampoco quería decepcionar al rey ni de perderse la oportunidad de ser por fin un Vikingo…aspirar al Valhalla. Él le deja su arco:  Cuídalo hermanita, cuando vuelva, quiero que me lo devuelvas. — Tras zarpar los barcos del rey en busca de nuevas tierras y saqueos, con las defensas del reino separadas, un rey noruego llamado Borg de una pequeña isla al este de Dinamarca, aprovecha esos viajes del Rey Einar para saquear las aldeas del reino y hacer esclavos. Saquean, esclavizan, violan y matan a todo aquél que se interponga en su camino y en un abrir y cerrar de ojos, desaparecen. Saben que el reino de Freijlv está desprotegido y salir a proteger las aldeas sería dejar las puertas de Freijlv abiertas. Solo rezan a los dioses para que los guerreros regresen pronto o para que reinos vecinos les envíen refuerzos, mientras tanto en Nørhol, Eorlund y Astrid se preparan para la llegada de los guerreros de Borg, Eorlund llama a aldeas vecinas los reúne a todos en Nørhol para protegerse y luchar juntos: —Separados acabaran con nosotros, unidos aún tenemos una oportunidad. — grita Eorlund, a pesar de que, en el fondo, sabe que están perdidos, pero necesita dar ese toque de esperanza a todos aquellos granjeros, pescadores, carpinteros, herreros, hombres y mujeres allí reunidos, que tendrán que hacer de guerreros una vez más e incluso algunos por primera y seguramente última vez. Nørhol está rodeado por un gran bosque, lo que les perjudica a la hora de saber por dónde llegan sus enemigos, pero también les ayuda a poder fortificarse con muros y trampas escondidas y así lo hacen, Eorlund manda construir muros con grandes y afiladas puntas en su parte superior que rodeé la aldea y dejan una estrecha y débil entrada: — Al menos así sabremos por donde entrarán. — piensa Eorlund. Mientras tanto Astrid y otro pequeño grupo preparan trampas a las afueras de los muros, repartidas alrededor del bosque. En tan solo día y medio, cincuenta hombres, mujeres, niños y ancianos, dejan todo preparado y practican el combate. Ahora, solo esperan a que tarde o temprano suenen los cuernos. Mientras los demás esperan fuera, alrededor de una gran hoguera, pidiendo a Odín y Freyja, toda la fuerza que les puedan dar, Astrid, cuida de Sigrid que sigue débil, con mucha fiebre y dolores en todo el cuerpo. Al anochecer del día siguiente: — ¡Sonido de cuernos, llegó el día! — grita Eorlund. Cada uno coge su arma y su escudo, los que en su día fueron guerreros, sus espadas y hachas, algunos solo tienen una horca o una azada…es mejor que nada. — ¡Muro de escudos! —grita Eorlund formando un pasillo de muros en la única “entrada” que han dejado, se escuchan los gritos intimidantes de los guerreros de Borg corriendo hacia las murallas, algunos gritos de otros cayendo en las trampas. Golpean con fuerza aquella débil puerta dejada a propósito, que por sorpresa para Eorlund resiste la primera embestida, pero no la segunda, los enemigos empiezan a entrar como locos, los cuales van cayendo muertos en ese muro de escudos, apuñalados por esas herramientas de granjero o esas espadas y hachas más veteranas. Los muertos se empiezan a acumular en aquel pasillo, sería buena señal si no fuera porque el movimiento se vuelve imposible. Los enemigos retroceden, dejan de entrar, se vuelve un silencio absoluto, al cabo de unos minutos, una lluvia de flechas de fuego sin rumbo alguno, incendian los tejados de las casas y matan a algunos de aquellos pobres ancianos. El pánico estalla entre los menos acostumbrados a las batallas, otros preocupados de las llamas, corren a intentar apagarlas, mientras Eorlund grita:  ¡No os separéis, volved al muro de escudos! —. Los enemigos vuelven a intentar entrar, esta vez con más éxito que la anterior, menos guerreros y el muro de escudos roto, los pocos que aún aguantan retroceden, haciendo un círculo a la orden de Eorlund, atrincherados en la mitad de aquella aldea, siguen retrocediendo hasta juntarse en la entrada de aquella casa donde se encuentran Astrid y Sigrid. Solo unos segundos después ya se encuentran rodeados por los enemigos. Los superan tres a uno y Borg aparece aplaudiendo sorprendido tras sus guerreros: — Esto no me lo esperaba, no ha estado mal. Todo aquel que no deseé morir, podrá unirse a mí o de lo contrario, reunirse con Odín en el gran salón. — dijo Borg. De veinte hombres y mujeres que quedan en pie, nueve de ellos, tiran su espada, se acercan y se arrodillan ante Borg, con el recibimiento de un hachazo en sus cabezas, incumpliendo sus palabras: —Demuestran no ser leales. — susurra Borg—. Los demás…no os mataré, pero seréis buenos y valiosos esclavos.  dijo segundos después, mientras sus guerreros sacaban ya esclavizados a niños y algunos ancianos que se escondían en el granero. Los enemigos se abalanzan sobre ellos apresándolos, Eorlund se escapa y entra a la casa pidiendo a Astrid que huya con Sigrid lo más rápido que pueda por la puerta trasera, pero antes de que Astrid pueda coger a su hija en brazos, Borg entra a la casa junto con cinco guerreros, Astrid y Eorlund levantan sus espadas y escudos, los cinco guerreros de Borg se ponen delante de él para defenderle:  ¡Alto! Estos dos son míos. — les grita—. Os reto a un Holmgang, sin armas. Borg conoce perfectamente a Eorlund y Astrid por sus hazañas como guerreros en el pasado. Ambos aceptan, no tienen otra opción. Salen fuera y preparan la zona para el duelo, normalmente los Holmgang se realizan entre tres y siete días después de retar, pero Borg no tenía tiempo para eso. El primero es Eorlund, años sin combatir, cae a la vista en aquel círculo de tierra donde Borg lo marea y juega con él como si de un niño se tratara, extasiado, derrumbado en el suelo, Eorlund suplica piedad por su mujer y su hija, Borg se arrodilla ante él, se acerca a su oído y le susurra:  El Valhalla te espera. — al mismo tiempo que se saca un cuchillo de la bota y se lo clava en el cuello, volviendo a romper de nuevo su palabra de ‘’sin armas’’. Sus guerreros rápidamente, sin darle la oportunidad de combatir, sujetan a Astrid, quien llora y grita desconsoladamente maldiciendo a Borg. —A ti te espera algo diferente. —dice Borg sonriendo sin perderla de vista. La atan de pies y manos, la lleva dentro de la casa y a ojos de su hija, Borg la viola. Cuando este acaba, la coge para llevarla como esclava, Astrid logra darse la vuelva, abalanzarse sobre él y arrancarle un trozo de oreja de un mordisco, la primera reacción de Borg, a parte de gritar de dolor, fue coger el mismo cuchillo con el que acabó con la vida de Eorlund y rajarle el cuello. Cayendo al suelo desangrándose, este le tira el cuchillo y la escupe. Mientras, Sigrid, con un llanto casi sin fuerza, sin poder moverse y con la mayor cara de odio que jamás se haya podido ver, crece en su mirada fuego salido del mismísimo reino de Muspelheim y una sed de venganza imposible de no darse cuenta. Uno de sus guerreros le pregunta a Borg qué hacer con Sigrid:  Dejadla ahí sola, está medio muerta, no nos sirve de nada, solo es una niña débil y enferma. — Al cabo de unos minutos solo existe silencio y llamas en aquella aldea, Borg es obligado a retirarse a su isla debido a las pérdidas de guerreros en aquella batalla. Al cabo de un par de días aparece por la aldea una joven en su caballo blanco que brilla como el sol, vestida con túnica blanca. Sujeta en su mano izquierda un bastón donde cuelgan de él plumas blancas como la nieve y en su pelo largo, cuidado y trenzado, una rosa blanca que desprende un aroma que calma allá donde va. Entra en la casa donde se encuentra Sigrid, cada vez peor debido a la falta de atención, comida, agua y la exposición al humo y le susurra:  No te preocupes dulce niña, he venido a cuidarte, atraída por el humo de las llamas, me llamo Eir, aunque no hace falta que recuerdes mi nombre. Te sacaré de aquí.  y como si de un Bersherker se tratará, la levanta y la sube a lomos de su caballo. Llegan una pequeña cabaña en mitad del bosque, a pesar de su soledad, de estar en la nada y a merced de cualquiera, aquella cabaña transmitía una paz y una seguridad absoluta, estaba rodeada de todo tipo de plantas, tanto por dentro como por fuera, algunos conocedores de esta historia, dicen que esa joven es un bruja, una curandera o incluso la mismísima diosa Eir, lo único que sé es que fue un milagro para Sigrid, gracias a ella, sus cuidados, sus ¿brebajes?, Sigrid no solo está viva, si no que con el paso de los años, su salud ya no pende de un hilo. Cuando se recuperó de aquella tragedia y su salud no parecía estar en peligro, volvió a lo que quedaba de su hogar, solo necesitaba una cosa, el arco, aquel arco que le había dejado su hermano y que por suerte allí seguía, bajo esa cama en donde hacía solo unos meses era feliz con su familia y de la cual se escapaba sigilosamente. Han pasado años y nunca se ha comunicado con Eir, ni una sola pregunta, ni un simple ‘’gracias’’. Sigrid, como agradecimiento, cazaba para ella y le traía todo aquello que necesitara sin importar de donde lo tuviera que coger y se había convertido en una verdadera experta haciéndolo, nadie le igualaba cazando y era indetectable. Han pasado 7 años desde que los barcos del Rey Einar se fueron, se dice que después de buscar nuevas tierras, sin mucho éxito, estos se unieron con los hijos del gran rey legendario vikingo por la conquista de Inglaterra. Después de aquellos ataques de los guerreros de Borg, el reino de Freijlv por suerte ha estado bastante tranquilo y en paz, gracias en parte a la ayuda de sus vecinos del reino de Torup, enviando guerreros por si volvieran a ser necesarios. Sigrid nunca olvida lo que ha pasado, aquellas imágenes perturban su sueño cada noche y en su mirada se sigue viendo el fuego de la venganza. Eir sabe que está lista para su propósito, le acaricia el pelo y le susurra:  Estás lista para volar dulce niña, aunque tus manos ya sean fuertes, aprovecha la fortaleza de tu mente.  y aquella joven que se mantenía igual a pesar de los años, desaparece dejando, eso sí a Sigrid más viva que nunca. El siguiente objetivo de Sigrid es buscar la manera de poder llegar a esa isla donde necesita aliviar esa sed de venganza con Borg. Todos estos años a parte de fortalecerse y ganar experiencia en aquello que le había enseñado su hermano, el arte del arco y el sigilo, se dedicó a estudiar minuciosamente el plan para llegar a Borg. Para ella, todo rey ambicioso tiene sus trapos sucios y Einar no fue la excepción, debido a su ausencia en el reino, todos aquellos que el rey creía aliados, acabaron hablando más de la cuenta y llegando a oídos de Sigrid. Su rey traficaba con esclavos con el bastardo de Borg y aunque no le hizo gracia y quiso apuntar un nombre más en su lista, vio que era su mejor baza para llegar a él. Debía hacerse pasar por esclava y para ello deberá vestirse como tal, se deshizo de sus prendas y escondió su preciado arco que por desgracia no podía llevar de nuevo, bajo la cama de su hogar. Se puso unas botas de tela que casi parecían papel y harapos rotos y rebozados en barro, se cortó, despeinó y ensució su largo cabello. Ni el Dios Loki lo habría hecho mejor. A pesar de su belleza, incluso en ese estado, acercarse a ella parecía sinónimo de contraer alguna enfermedad para los demás. Ahora solo tenía que infiltrarse (lo que no supone ningún problema para ella y en el peor de los casos, si la descubren pasaría a ser una esclava más de todos modos) en aquel barco de esclavos que la llevaría hasta Borg. Han sido 3 semanas duras desde el puerto de Aggerstand del reino de Freijlv hasta aquella isla llamada Slaveøya, casi sin comida, ni agua, lo justo para sobrevivir y aun así a Sigrid no se le ha debilitado ese fuego de su mirada. Desembarcaron en la capital, Slave. Los esclavos se encerraban justo en frente de la casa comunal, donde ven disfrutar al rey y a sus seguidores de toda aquella comida y tesoros saqueados. Sigrid parecía la más débil y en la que en peor estado estaba, no le quitaba el ojo a Borg de encima, analizando cada situación y pensando la mejor forma de salir de aquella jaula y acabar con él. Pasaban los días y veía como los esclavos eran vendidos, torturados o violados por puro placer, todos salían tarde o temprano, algunos volvían, otros no, todos menos ella. Al cabo de unos días, vuelve a llegar otro cargamento de esclavos, esta vez parecía que venían de Inglaterra, debido a la apariencia de aquellos esclavos (Aunque muchos otros parecían daneses lo que le sorprendió a Sigrid) y a los tesoros que estos guerreros portaban de sus saqueos. La sorpresa de Sigrid fue reconocer a su hermano Sven entre esos esclavos, lo que hizo que el fuego de sus ojos se avivara aun mas las llamas de su mirada que se clavaba fijamente en Borg. Juntos en la misma celda, este no la reconocía, lo que era normal después de tantos años y en ese estado y lo que menos esperaba era que su hermana estuviera como esclava en esa celda, ya que no sabía nada de lo ocurrido en su hogar, pero a Sigrid se le ocurrió una idea para poder acercas a Borg. Al caer la noche, cuando no había guardias en la zona, esta le susurró a Sven: — Ya era hora hermano, me fui de tu lado y no te has enterado. — este reaccionó como si el martillo de Thor hubiera golpeado a su lado, ella se abalanzó sobre él, tapándole la boca para evitar cualquier tipo de grito que pudiera hacer, pidió su calma repetidas veces mientras este gritaba en silencio intentando quitar la mano de su hermana de su boca. Cuando se calmó, preguntó maldiciendo a los dioses que hacía su hermana como esclava y en ese estado. Ella no quiso responder aún a esa pregunta, sabría que su reacción seria enloquecer y gritar a los nueve mundos sus deseos de matar a Borg y Sigrid no podía permitir que su hermano acabara muerto también a manos de Borg y truncara su plan de venganza, insistió que a su debido momento le contará lo ocurrido, pero antes debía responder qué hacía él ahí, se suponía que luchaba por la conquista de Inglaterra con grandes héroes: —Hermana, nuestro Rey Einar no es lo que pensábamos, él y un hijo de Ragnar se han aliado con Borg solo por ambición y oro y cuando caminábamos hacia la conquista por Anglia Oriental, nos tendieron una emboscada. El ejército de Borg apareció, unido a ladrones, asesinos y mercenarios de Anglia oriental, junto con gran parte del ejército de Einar y el hijo de Ragnar que luchó contra sus hermanos. Yo y muchos otros luchamos junto a los otros hijos, algunos han podido huir y los que no hemos acabado muertos, nos han traído como esclavos. — le contó Sven. Por supuesto, dudo que el Rey Einar supiera algo del ataque de Borg a su pueblo. —Tranquilo hermano, todo saldrá bien, lo juro por los dioses. —le dijo ella con voz tranquilizadora. A la mañana siguiente cuando todos los guardias estaban en su posición vigilando y su hermano ya había despertado, esta se abalanzó sobre él enloqueciendo, dándole puñetazos como si de un enemigo se tratara. Sven solo podía sujetarla y gritarle: —¡Qué te pasa, cálmate! — Los guardias riéndose observaban sin perder detalle, tras tanto alboroto Borg salió:  ¡¿por qué tanto ruido?! ¡Basta! ¡sacadla de ahí! — ordenó y estos obedecieron sin demora. Al sacarla de la celda, Sigrid arrancó de un mordisco un trozo de oreja de uno de sus guardias, por suerte Borg no la reconoció y tampoco conoce a su hermano. Borg al ver ese acto que tanto le marcó en su vida debido a aquel mordisco de Astrid, que también le dejó sin oreja, quiso reclamar a aquella esclava salvaje para él. Borg la dejó sola para que se aseara y se quitara aquellos harapos y luego la invitó a un gran banquete. Borg no la perdía de vista, sabía que detrás de aquella suciedad y aquellos harapos, había un bellísima chica y más fuerte de lo que parecía, la trataba como a nadie había tratado en su vida. Su hermano, en silencio y a la espera, sabía que su hermana algo tramaba, a pesar de los años separados, la conocía mejor que nadie. Cuando Sigrid había saciado su hambre, su sed y su presencia ya no era de una esclava enferma con aquel vestido largo blanco con bordados dorados, Borg decidió hablarle, preguntarle su nombre y sobre su vida pasada, aunque a él lo único que le interesaba era contarle sus intenciones, desposarse con ella. Sigrid, que bien parecía que no había visto a Borg en su vida y sus palabras transmitían respeto y admiración, le dijo que se llamaba Astrid, que venía de una pequeña aldea de Dinamarca y que toda su vida había sido pescadora, igual que sus padres, una vida tranquila y poco interesante. Esta al saber las intenciones de Borg, mostró interés y aceptó sin dudarlo ni un segundo, a pesar de que la propuesta de Borg era obligada, no una elección. Todo estaba saliendo mejor de los esperado, Borg cayendo ante sus falsas palabras y el físico de aquella bella chica, ya no tan débil, que él un día despreció y asesinó a sus padres sin remordimiento alguno. Minutos después de aquella corta conversación, Borg comunicó en público la unión entre ellos dos que nunca llegaría a celebrarse pues esa misma noche, cuando todos se van a descansar y escasos guerreros quedan haciendo guardia, Sigrid lleva a la cama a Borg, le desnuda, le despoja de sus armas y lo empuja contra aquella cama cubierta de mantas y pieles de animales, esta se sube encima de él y comienza a besarle y acariciarle, la desconfianza que Borg pueda tener, desaparece por completo, Sigrid lo ata de pies y manos, le venda los ojos y le cubre la boca (a Borg parece gustarle ese tipo de juego y posesión). Ella empieza a bajar su mano por el cuerpo de Borg muy lentamente, llega a aquellas botas mugrientas que aún no se había quitado y de las cuales no se desprendió cuando este le mandó asearse, y saca de una de ellas el puñal con el que había asesinado a su madre y a su padre. Parece ser que cuando fue a buscar el arco de su hermano, no fue lo único que recogió de allí y acariciando el cuello de Borg con ese cuchillo, le susurra: —Esto es por Eorlund y Astrid de Nørhol de Dinamarca, soy Sigrid, su hija, aquella niña débil y enferma ¿me recuerdas?. Helheim te espera. — Y le raja el cuello de lado a lado, mientras Borg intenta gritar y deshacerse aquellas ataduras. Muerto desangrado en aquella cama, Sigrid apuñala los ojos de Borg, y su corazón repetidas veces y deja aquel puñal clavado en su cuello y con su sangre, moja sus dedos y pinta su cara dando gracias a los dioses por haber podido vengar aquella tragedia, pero sobre todo a aquella ‘’joven’’ llamada Eir por haberla cuidado tantos años y haber hecho de ella una mujer con una fortaleza física y mental inhumana. Después de saborear unos minutos aquella venganza y quitarse ese peso de encima que durante años portaba, recoge un arco que tenía Borg colgado en su pared, un par de flechas y se dirige a sacar a su hermano de aquella celda de esclavos, que solo estaba vigilada por un guardia. Sigrid carga en el arco una de sus dos flechas, apunta, respira honda y al final de esa respiración controlada, suelta aquella cuerda tensada y la flecha se clava en el cráneo del guardia, recoge las llaves, abre la celda y despierta a Sven: — Es la hora hermano, nos vamos a casa. — sin preguntar, pero con cara de asombro, este se levanta y sin ser detectados logran salir de aquel sitio, por suerte para ellos no había mucha vigilancia, Slaveøya nunca ha necesitado mucha vigilancia, ya que no era de interés una isla llena de esclavos, aunque seguro que después de aquel día la guardia se multiplicaría por diez. Sven y Sigrid se hacen con la barca más pequeña del lugar, sin llamar la atención y empiezan a navegar hacia Dinamarca. Cuando están alejados de aquel lugar, ambos sonríen y se abrazan compensando los años separados, Sven le vuelve a hacer aquella pregunta que su hermana no respondió y ahora sí, Sigrid le cuenta todo lo ocurrido con sus padres en Nørhol y todo lo vivido años después, este sin poder creérselo cayó destrozado en aquella barca, ella se acuesta a su lado, le abraza y mirando ambos a aquel cielo estrellado le susurra: —Tranquilo hermano, ya ha pasado todo, volveremos a nuestro hogar, lo reconstruiremos y lo cuidaremos como nuestros padres nos han enseñado. Seguro que nos miran orgulloso desde el gran salón de Odín y algún día todos volveremos a estar unidos en el Valhalla. — Al cabo de unos minutos, cuando Sven ya está más tranquilo, este le pregunta: — Sigrid ¿por qué no me has contado esto antes? y ¿Por qué me atacaste en aquella jaula? — a lo que ella le responde  Si te lo hubiera contado hermano, habrías truncado mi plan de venganza contra Borg y seguramente habrías acabado muerto y sabía que, si te atacaba en aquella jaula, los guardias me sacarían de allí para calmarme, era mi oportunidad de acércame a Borg, aunque fuéramos esclavos, somos oro para Borg y era demasiado ambicioso como para perder oro si alguno de los dos acababa muerto. — a lo que él volvió a preguntar — Pero Sigrid ¿por qué a mí y no a ningún otro de los esclavos de aquella jaula?  —Tú nunca me harías daño hermano. — Contestó ella. —Entiendo. — respondió él. —Oye ¿y dónde está mi arco? — pregunta entre risas. — No te preocupes hermano, te espera en nuestro hogar. — responde compartiendo su risa. Y así es como una niña sensible y débil logra vengar a su familia, salvar a su hermano y ganarse con creces un lugar en el Valhalla. Cualquier debilidad puede superarse, confía en los dioses, en tu fuego interno y nunca te rindas. Serás capaz de cualquier cosa, como Sigrid la débil.

Gran relato de nuestro colaborador Seraesir: https://www.instagram.com/seraesir/


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